La verdadera innovación, a pesar de los grandes esfuerzos del Estado, requiere el interés de los privados. Pero estos no se interesarán hasta no tener condiciones, previsibilidad, seguridad jurídica, inestabilidad económica, etc.
Desde 2005 han sido muchos los logros en aumento de inversión pública mediante subsidios a la investigación, salarios de investigadores, nuevos cargos, becas, repatriación de investigadores formados, equipamiento, infraestructura y obras para la investigación.
Sin embargo esta a las claras que todavía no obtenemos los resultados buscados en innovación en el concepto mas “Shumpetereano” posible, esto es: la innovación como el factor clave de la renta extraordinaria mediante la diferenciación de productos y servicios a partir de la aplicación de conocimiento.
Las empresas no aprovechan la iniciativa del Estado, que por su propio mecanismo requieren de planeamiento a mediano plazo. En la Argentina los empresarios están preocupados por el día a día, inflación, paritarias, cepo cambiario, trabas en el comercio internacional, distrayendo la atención de quienes deberían estar pensando y diagramando los próximos cinco años de una empresa.
A continuación algunos de los indicadores recopilados de distintas fuentes por La Nación, destacan la distancia entre la innovación como intención-inversión del Estado y la innovación como resultados en comparación con otros países.
