29 oct 2013

Protección del patrimonio natural: El caso del yacimiento paeloicnológico de PehuenCo.

Hay áreas naturales que desde una visión clásica poseen un alto valor estético-paisajístico que hace fácil su inclusión dentro de un sistema estatal o privado de reservas, pero no resulta tan sencillo justificar la protección de aquellos lugares que son menos atrayentes desde un punto de vista escénico a pesar de encerrar un valioso patrimonio natural, sea este biológico o geológico. Pensemos, por ejemplo, en los lagos andinos inmersos en los bosques fríos o en las cataratas del Iguazú rodeadas de selva y comparémoslos con las dunas costeras cubiertas de pastizales ubicadas entre Pehuen Co y Monte Hermoso. Es probable que la mayoría de las personas alaben las bellezas de los dos primeros sitios, mientras que contemplen indiferentes o peor aún, muchas de ellas consideren las posibilidades de extracción de arena, forestación, loteo o pista de turismo aventura para el ambiente de dunas. En los dos primeros ejemplos también es mucho más sencillo que se comprenda la importancia de la preservación de la fauna y flora de los ecosistemas asociados con los paisajes mencionados, y es probable que no suceda lo mismo con la valoración de la biota de otros sitios  menos atractivos para ojos no entrenados o poco sensibles a la naturaleza en todas sus manifestaciones. En estos casos, es fundamental realizar investigaciones científicas que los pongan en valor, seguidas de educación y difusión, que los destaquen para que sean comprendidos y aceptados por el público en general.

 Un ejemplo de esto es el yacimiento de huellas fósiles ubicado sobre la costa atlántica en las proximidades de Pehuen Co, al SO de la provincia de Buenos Aires. Allí se encuentran capas arcillosas formadas hace unos 12.000 años, que contienen huellas de pisadas de mamíferos y aves integrantes de una comunidad que vivía vinculada a lagunas temporarias de agua dulce. Estos sedimentos que se cubren y descubren en forma aleatoria con arena de la playa, afloran al E de la localidad de Pehuen Co y se extienden al menos por 5 km a lo largo de la costa. El 26 de octubre de 1986, luego de un temporal durante el cual soplaron fuertes vientos del SE, quedó expuesta una extensa superficie de esas capas en las que se constató, por primera vez, la presencia de numerosas y variadas huellas fósiles. Inmediatamente comenzaron los estudios en el yacimiento y, al año siguiente, se presentaron los primeros resultados de las investigaciones en el Congreso Latinoamericano de Paleontología realizado en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. En dicha reunión ya fue reconocida por los especialistas asistentes la importancia del yacimiento. Los estudios en el sitio continuaron a medida que los vientos y el mar fueron cambiando la configuración de la arena de playa que cubre los estratos. Al mismo tiempo que se profundizaba en las investigaciones, se ponía más en evidencia el valor patrimonial del mismo, tanto por la calidad de preservación de las huellas, como por la cantidad de pisadas y por el tipo de fauna que las produjo, que representa una comunidad integrada por grandes mamíferos que se extinguieron a fines del Pleistoceno y que convivían con otros que aún subsisten, junto con aves variadas.

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