Avanza una iniciativa para vincular a los científicos con el mundo de las empresas.
La metáfora del sabio encerrado en la torre de marfil ilustra las difíciles relaciones entre los sistemas científico y productivo. Los investigadores defienden la autonomía para decidir sus líneas de trabajo, en el marco de un sistema académico que premia las publicaciones de papers y resta importancia en sus evaluaciones al desarrollo de productos o la transferencia de saberes. Y las empresas que pueden afrontar las inversiones costosas y a largo plazo que requiere el desarrollo innovador suelen hacerlo en sus casas matrices.
En este contexto, una iniciativa del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) busca acercar ambos mundos: se trata de una red de vinculadores que trabajarán en los 12 Centros Científicos y Tecnológicos (CCT) distribuidos en el país con la misión de recoger las demandas de innovación de las empresas locales y fomentar acuerdos para poder cubrirlas desde la investigación.
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